nos hicimos muchas eternas veces uno en un fuego de colores que llenó nuestros ojos con todo lo que podía haber cabido en ellos en todos los amaneceres celestes y rosados del mundo con los pelos mojados y muy desarreglados por todos los lados posibles ella sonrió feliz yo le devolví la sonrisa avergonzado sabes qué acabamos de hacer me preguntó y yo sin poder respirar le dije que no ella me dijo nos hemos condenado para siempre él nos va a botar de este jardín porque sólo hasta ayer yo era parte de tí era tu costilla y ahora he vuelto a ser tú y yo volviéndola a mirar desde el sublime cansancio que me había obsequiado le dije eso ya no importa porque cuando empezó mi sueño no sabía tu nombre y ahora ya lo sé y ella a ver dime cuál es y yo le dije muy despacito para que no rebotara en los ecos inacabables de mi conciencia sé cómo te llamas ahora sé que tu nombre es eva
jueves, agosto 24, 2006
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