Oe NOelia:
A lo mejor te
fuistes porque no te había contado que mis viejos tenían su puesto en el trébol de Caquetá y antes, en la Plaza Dos de Mayo. Debí entender que eras medio
tuca cuando al levantarte aquella mañana en la combi que sube a Musa, no dejaste el asiento caliente, como toda chiquía recia: lo dejaste tibiecito nomás. Cuando puse la mano sobre el asiento, rojo y de
fáiberglass, parecía que no se hubiera sentado nadie allí por años. ¡
Chesss...! Solapa, me pasé la mano por la ñata y sentí tu olor, tu fragancia, emanar por entre la ropa que, intuí, tan delicadamente escoges los fines de mes en la galería de Gamarra que tiene tu prima. Arrobadora fragancia, arrobadora como tus ojos ese día... Después de eso vino lo hermoso, pero para qué abundar en palabras. ¿Y te acuerdas de
la gentita el día en que nos sacamos nuestras cuentas
cad'uno en el
Hotmail y nomás se nos dio por presumir
en su delante?. Creo que
hubiéranos sido felices. Con todo lo que yo te quería (o sea, con todo lo que yo te quiero) y con todo lo que tú me
enseñastes, no me hubiera costado nada acostumbrarme a ti, a tu polo bordado y
bamba del
Hard Rock Café, a tus delicadas zapatillas
Rimbro. Eso y salir a pasear por Larcomar, a mirar las luces distantes, agarraditos de las manos, con nuestro
discman Yomex de dos audífonos, escuchando melodías de "
Escándalo" en radio "
OK", soñando con tener un día nuestros
chatos, todos vestiditos de frac para la primera comunión o ganando un concurso en el programa de
Karina & Timoteo... Nada de eso puede ser, ahora que te has ido: yo poco te pegaba. Tal vez por eso la culpa la tenga yo o por tú eres (o te crees) mejor que yo, como te decía
endenantes. Mi vida ha debido tomar un giro radical. Y
la gentita dice que eso se percibe en mis actitudes. Lo único que yo siento es como si me hubieras dicho '
Ya fuistes ya'.
Y si bien mi mototaxi te recuerda, intacta, sabe que le faltas. Aún,
pa' que lo
vaigas sabiendo, traigo la imagen de la Sarita colgada en la palanca de cambios y el perrito de yeso sigue diciendo que
sinta, incansable. El
cidí que colgué en el espejo gira y gira, sabiéndose perdido sin ti porque tu recuerdo sigue allí como si nunca te hubieras ido (ni se inmutó tu recuerdo cuando le puse a la reversa una musiquita o cuando le puse la luz de neón a la placa...).
Chessss... Me dueles todos los días, flaquita. Hay días en que las lágrimas me corren hasta la propia camiseta con dibujos de
surf que tan bien me planchabas. Ahí es cuando abro mi chela, pongo a todo volumen el
cidí de Tongo y oigo '
La Pituca'. Ahí te lloro y te recuerdo, flaquita, te lloro y te recuerdo (ojalá puedas leer hoy en la noche en "
OK-TV" el mensaje que voy a pasar desde mi celular: "
Yéison Ama a Su Flaca, Forever!")
Oe,
así no es, pe'... regresa
'pe...
Tu NO (Que En Realidad Es Un 'ON por Causa Tuya)