Donde habite el olvido, / En los vastos jardines sin aurora; / Donde yo sólo sea / Memoria de una piedra sepultada entre ortigas / Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. / Donde mi nombre deje / Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, / Donde el deseo no exista. / En esa gran región donde el amor, ángel terrible, / No esconda como acero / En mi pecho su ala, / Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento. / Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, / Sometiendo a otra vida su vida, / Sin más horizonte que otros ojos frente a frente. / Donde penas y dichas no sean más que nombres, / Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; / Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, / Disuelto en niebla, ausencia, / Ausencia leve como carne de niño. / Allá, allá lejos; / Donde habite el olvido.
...............................................[[Luis Cernuda, Sevilla 1902 – México 1963]
(Eso sí, las cursivas azules son mías)
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