La vio rozar la taza de té de Hara Kei y después, absurdamente, continuar deslizándose hasta apretar sin dudarlo la otra taza que él, Hervé, había usado.
La chiquilla alzó ligeramente la cabeza.
Por primera vez desvió los ojos de los de Hervé Joncour y los posó en la taza.
Lentamente la hizo girar hasta tener en sus labios el punto preciso en que Hervé había bebido.
Entrecerrando los ojos, sorbió un poco de té.
Alejó la taza de sus labios.
Volvió a apoyar la cabeza sobre el regazo de Hara Kei, los ojos abiertos, fijos en los de Hervé Joncour.
La chiquilla alzó ligeramente la cabeza.
Por primera vez desvió los ojos de los de Hervé Joncour y los posó en la taza.
Lentamente la hizo girar hasta tener en sus labios el punto preciso en que Hervé había bebido.
Entrecerrando los ojos, sorbió un poco de té.
Alejó la taza de sus labios.
Volvió a apoyar la cabeza sobre el regazo de Hara Kei, los ojos abiertos, fijos en los de Hervé Joncour.
** Seda, Alessandro Baricco, Capitulo 15 **
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